A mediados de abril de 2012 se puede decir que fundamos la huerta en nuestra casa, si bien el lugar ya contaba con cítricos y rosales heredados.
La idea es aplicar los principios de Masanobu Fukuoka (quien fundara la “agricultura natural”) y de la permacultura (movimiento social con varios fundadores tales como Bill Mollison), métodos que intentan imitar la naturaleza, potenciarla y no contaminarla (no utilización de fertilizantes, ni pesticidas ni herbicidas). Todos los desechos orgánicos de la casa van a la tierra, y se propone crear acolchados para evitar las “malas hierbas”, mantener la hidratación del suelo, etc., sembrar cientos de especies para que las plagas se confundan y lograr combinaciones positivas entre plantas evitando plagas, etc., entre otros principios y métodos fundamentales.
Para el 8 de mayo (día en que saqué las siguientes fotos), varios brotes ya estaban presentes, habían germinado los brócolis, algunas zanahorias y otras plantitas. Pero ya poseía un tomate, ají (morrón rojo) que traje del departamente en que vivíamos antes, albahacas compradas en supermercado (bueno, estamos transformándonos de gente 100% citadina a horticultores, paciencia!), malvón (el cual es también comestible, al menos la flor) y alguna planta floral que acá en la pampa húmeda (Junín, Buenos Aires) crece como yuyo y se utiliza mucho en los canteros de las veredas.
Para abril de 2012 aún no había sembrado al voleo (sin arar), sólo había producido algunos surcos y puesto allí semillas de caléndula (mantiene lejos ciertas plagas), perejil (idem), espinaca, brocoli y zanahoria. El suelo aquí es muy fértil, así que no tuve que agregar nada raro. De hecho, en el pequeño lugar sembrado había antes una enredadra que hasta había llegado a cegar a un limonero, por lo cual había protejido el suelo de la erosión del viento, y lo había mantenido húmedo, repleto de bacterias, lombrices, bichos bolita, etc.
Pero posterioremente he sembrado al voleo acelga, diversos florales y aromáticas, ya contaré los resultados, y también sembrado mediante hacer un hueco y poner una semilla de arveja u otra cosa, pero sin hacer surcos. La idea en este caso fue sembrar entre el césped y las “malas hierbas” (que no parecen tan malas, de hecho son perfectamente controlables y, si las corto sin quitar la raíz , aumentan el acolchado del suelo y ayudan a su abono).
En otoño el clima parece muy irregular, hubo días de 2 grados centígrados y otros de 30º. Pero en general la temperatura no baja de 7 o aprox. y no sube de 24º. Las precipitaciones parecen suficientes para las plantas más resistentes, pero no tanto para los rosales, el tomate u otras.
Por ahora la combinación albahaca + tomate + morrón dio muy buenos resultados: el tomate no fue atacado por ninguna peste, salvo por un hongo pero eso se debe creo que a un exceso de riego. El morrón ya venía de una maceta en la terraza del depto anterior, así que fue atacado allí por hormigas o algo similar, pero aquí no fue atacado más desde que estuvo al lado de las albahacas, y dio buenos morrones (aunque dos de ellos fueron penetrados por algún insecto; tendré que explorar mejor las combinaciones, quizá necesite acercar romero, ajo, perejil u otras aromáticas, ya veré cuando se acerque la época de siembra del ají y el tomate).
Sembré además semillas de diversos zapallos, inglés, brasilero y calabacita (zapallo koreano): sé que no es época para sembrar estas plantas dado que si dan flor en invierno, las heladas las destruirán, las flores se caerán y no darán fruto… pero… quería verlas germinar y crecer, y en todo caso ayudarán a la biodiversidad del jardín.
Les dejo algunas fotos de la situación actual: