En este artículo hablaré de dos variedades de tomates: platense y roma, luego en artículos posteriores dedicaremos un tiempo a investigar las otras especies conseguidas.

Hoy volví al vivero El Paraíso, ubicado entre la ruta 188 y la avenida circunvalación aquí en Junín, Buenos Aires, Argentina. Necesitaba macetas grandes para poder rescatar un pimiento y un tomate que fueron seriamente dañados por la helada.

Ya que estaba ahí, me fijé en la reserva de semillas a la venta, y dado que cuestan $3.50 en vez de $5 como en otros lados (incluso en el supermercado he visto precios de $14), llevé unos cuantos sobrecitos más.

Esta vez pensé en la primavera: estamos a una semana del invierno, pero no es mala idea ir pensando qué sembrar luego, y además en condiciones de almácigo en invernadero (un cuarto que tengo en el patio al cual entra luz por la ventana), incluso con luz artificial, pienso que algunas especies podrían crecer hasta ser plantines y luego los transplantaría a tierra firme durante la primavera.

Para mí, sería interesante averiguar exactamente qué son estas especies, por ejemplo el “Tomate Platense” lleva por nombre científico “lycupersicum esculentum mill”. Si lo buscamos en Google con comillas y exactamente así, sale sólo un artículo que no posee gran valor. En wikipedia se habla de la tomatera, cuyo nombre científico es Solanum lycopersicum. Es muy agradable saber que el tomate es originario de América del Sur, dado que es aquí donde vivimos y tendremos entonces más probabilidades de que su cultivo sea sencillo. Lo malo es que es originario de regiones o países con climas más cálidos: Perú o México (los investigadores no se ponen de acuerdo de dónde proviene exactamente).

Es entendible, entonces, que el tomate no resista las heladas. Apenas pude salvar mi tomatera, la cual quedó dañada en un 80% y perdí casi todos sus frutos porque estaban demasiado verdes: había comenzado a dar frutos en otoño porque fue transplantada desde una maceta hacia la tierra muy tarde, junto con la mudanza.

Volviendo al “Tomate Platense”, en el sitio de Ecoaldea hay un artículo muy sencillo y completo a la vez.

Si hablamos de propiedades nutritivas:

“El tomate es una fuente importante de ciertos minerales (como el potasio y el magnesio). De su contenido en vitaminas destacan la B1, B2, B5 y la C. Presenta también carotenoides como el licopeno (pigmento que da el color rojo característico al tomate). La vitamina C y el licopeno son antioxidantes con una función protectora del organismo humano. Durante los meses de verano, el tomate es una de las fuentes principales de vitamina C.”(wikipedia)

Si hablamos de las condiciones óptimas para su cultivo, tenemos que decir que durante el día la temperatura ideal es entre 20 y 30º C, mientras que por la noche, entre 10 y 17º C. En la pampa húmeda, donde vivo, esas temperaturas se registran entre el verano y la primavera.

Si la humedad relativa es superior al 80% pueden aparecer enfermedades y también se dificulta la polinización, por otro lado, con una humedad inferior a 60% se dificulta la fijación de granos al estigma, produciendo un resultado adverso en la polinización.

Con poca luminosidad se verán afectados el crecimiento, floración, polinización y maduración de frutos. Dicho esto, el tomate no plantea demasiadas exigencias a la hora de elegir un suelo, es importante que el drenaje sea buen y es preferible que la materia orgánica sea abundante.

En fin, no encontré datos específicos sobre esta variedad de tomate, pero se ve que es muy cultivado en argentina porque hay referencias en artículos de la Asociación Argentina de Horticultura, con lo cual supongo que está un poco adaptado a nuestro clima.

Actualización: Julio de Infojardín nos da una genial respuesta:

“Re: HUERTAS Y MACETOHUERTAS ARGENTINAS, PARTE XIV