Una actualización rápida: la cosa va mejor. El clima mejoró notablemente durante estos últimos días (entre 12º C y 27º C). Seguí removiendo ladrillos de un piso que ocupaba originalmente la mitad del patio de atrás, y que ahora ocupa mucho menos, allí donde removí los ladrillos y baldosas, aproveché para sembrar gran variedad de hortalizas entre los frutales caducifolios (que están prontos a brotar).
Mi razonamiento fue el siguiente: con la tierra desnuda como quedó, o prosperarán malezas o cosas que yo quiera comer. Así que ni lerdo ni perezoso fui a la caja donde guardo todos los sobres de semillas, elegí algunas un poco al azar y las tiré al voleo con mucha felicidad, luego regué para que las semillas penetraran la tierra y comenzaran a pensar en germinar.
Así, inauguré las berenjenas, los morrones (las obtuve de los que he comido) verdes y rojos (sembré muchísimos), continué con las acelgas (dado que ya estoy comiendo algunas sembradas hace 4 meses atrás), desparramé nabos por todos lados (no creo que prosperen porque son semillas viejas), lechugas, zanahorias, algo de coliflor y algunas cosas más que ni recuerdo. Pero la idea principal es que las hortalizas “recuperen” ese lugar del patio en vez de que lo hagan la gramilla, sonchus y otras cosas que yo no como. No es un lugar demasiado soleado, pero ahora que el sol modificó bastante su recorrido, tiene luz al menos durante 4 horas, y ya en el verano tendrá 6 horas o más.
Será importante distribuir más caléndulas en todos los sectores del patio dado que dicen que auyenta todo tipo de plagas, también será bueno poner más ajos y sembrar más albahacas en este sentido.
También sembré en lugares en los que actualmente estoy cosechando rúculas, brócolis, y pronto cosecharé lechugas, espinaca, acelgas y otras cosas, con lo cual espero renovar el cultivo de ese modo, con una rotación continua.