Siento que es la “conclusión” de un largo viaje que comenzó cuando tuve un espacio para hacer huerta en el jardín y me interesé por los frutales autóctonos por su facilidad de cultivo (no los comen las hormigas, no mueren con nuestra heladas, resisten sequías, se adaptan al ecosistema regional y lo promueven, dan flores bellas de agradable aroma, sus frutos son muy nutritivos con altas concentraciones de vitaminas y antioxidantes, etc.). Estas excepcionales características los convierten en piezas clave para la soberanía alimentaria de un pueblo.

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con el frío de la primavera, las nuevas hojas son de color tinto, muy atractivas y brillantes

Este ejemplar plantado en el jardín había sido comprado como “pitanga roja”, pero resultó madurar en negro (color que goza de mayor reputación en la especie). Lo compré a Solnaturi en 2012, pasó su primer invierno siendo cuidado como un bebé en el interior de la casa, pulverizándole agua, mirando cada hoja buscando algún signo… hasta llegó a florecer; ya este invierno lo vivió afuera y no tuvo problemas con las heladas de -3º C, por el contrario, sus nuevas hojas se pusieron rojas, hermosas. Según un sitio brasileño, sobrevive a heladas de -8º C, lo cual es una enorme ventaja para nuestro clima.

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26 de septiembre, primera flor

Así se veía el fruto en el árbol hoy 21 de noviembre:

pitanga preta
pitanga preta

La pitanga o ñangapirí ha sido un gran misterio para mí durante más de un año: he leído de todo sobre ella, he conseguido muchas plantas chicas y cultivado algunas desde semillas, y me han llegado varios comentarios en inglés, español y portugués, algunos negativos (varios negativos) porque el frutal al ser obtenido de semilla presenta una gran variabilidad.

pitanga preta

Una pitanga está lista para ser cosechada cuando tirás un poco del fruto y se desprende sólo, o cuando sacudís el árbol y algunos frutos caen el suelo. Este en particular pasó por los colores: amarillo, magenta, rojo, rojo oscuro y negro.

 

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16 de noviembre, roja

 

Cuando se desprendió hoy (3 o 4 días luego de llegar al color negro) mi cara esbozó una gran sonrisa, al fin develaría el misterio: ¿sería la pitanga una fruta que vale la pena? Toda una incógnita.

pitanga preta
pitanga preta

pitanga preta SAM_5158 pitanga preta

 

Saqué unas fotos y llevé el pequeño fruto al interior de la casa. Existen variedades 3 o 4 veces más grandes que esta, pero a mí eso no me importa mucho: mientras sea sabroso, el tamaño no importa.

Lo corté con un cuchillo bien afilado y se “desangró” inmediatamente largando un líquido sorprendentemente rojo y atractivo, casi se podía oler el azúcar.

pitanga preta

 

Lo llevé a mi boca con impaciencia, no quería perder la oportunidad de probar algo que parecía tan débil pero a la vez derrochaba voluptuosidad por sus marcados colores, piel bien negra y brillante, jugo rojo desparramado en el plato.

Fue como un rápido shock de dulzura y algo de acidez, me recordó a otros “berries”, quizá a frambuesas o a moras, pero más bien a alguna mermelada (algo bien dulce y cocido) de ese tipo de frutales. De todos modos no se parece a nada que hubiera probado anteriormente.

Al ser un sólo fruto pequeño, la experiencia pasó rápidamente: puedo decir que tiene su personalidad, que no me desagradó en absoluto (sólo los sépalos de lo que era la flor son amargos, pero podemos evitar comerlos); mis dedos quedaron manchados de un color violeta (tiñe muy fácilmente).

El sabor no me recordó a ningún otro frutal de la familia de las mirtáceas que hubiera probado anteriormente: no me recordó al arazá rojo (psidium cattleianum), ni al guaviyú (tamaño y color similar), ni a la feijoa ni a la guayaba. Eso no es ni bueno ni malo, pero demuestra que la fruta tiene su personalidad. Tampoco me recordó a las mandarinas, tal como a otras personas.

De todo, lo que más me llamó la atención fue justamente su toque único, hay algo ahí de amargura entre tanta dulzura que la hace especial: debería probar muchos más frutos de pitanga para entender realmente el sabor y concluir con que es un frutal espectacular, con uno sólo y tan pequeño es imposible dar una conclusión final; sólo quedan 2 frutos más en otro árbol que serán probados en algunos días, veremos si son similares a este; luego deberé esperar varios meses para probar un ñangapirí nuevamente.

 

La semilla (germina fácilmente):

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En fin, me quedé sintiendo ¡dame más de eso!

Más info:

http://tropicalfruitforum.com/index.php?topic=8177.0

8 thoughts on “Probando el primer ñangapirí o pitanga (eugenia uniflora)”

  1. Felicitaciones, llego el dia de probarla, que bueno que ningun bicho te gano de mano, cuando hay una sola fruta hay mucha competencia generalmente. Buena reseña ademas, buenas fotos muy bien laburada.

    1. Gracias loco, espero que algo del sabor te llegara con la descripción; las otras 2 q están en el otro árbol parece que al final serán rojas en vez de negras! mejor, así tenemos diferentes colores… quizá en 3 o 4 días estén listas para ser documentadas/probadas

  2. ¡Me alegro mucho Marcos! Un premio a tu constancia y dedicación. Mi mamá que nació en la ciudad de Corrientes decía que siempre lo comían allá de chicos y era un manjar. Un abrazo grande. Claudia.

    1. Gracias, para mí la dedicación con estas plantas es todo un placer, y le tengo especial afecto a esta x ser la primera “rara” que conseguí de las nativas (acá la feijoa no es rara); en Corrientes y Chaco tienen mucha cultura de esto, estuve viendo en Twitter que mucha gente nombra al ñangapirí, ya sea los frutos o para hacer té con sus hojas, fijate lo que me dice un rosarino: “Abib Federico ‏@federicoabib
      en una dietetica q queda x calle salta, casi vera mujica #rosario”

      Por otro lado, hoy probé las pitangas rojas del otro árbol y, si bien eran buenas, las negras son mejores y estoy muy contento de tener ambas variedades

      Abrazo

  3. Papá para la próxima probá una pitanga roja con su semilla y vas a notar que tiene un sabor ligeramente herbal.
    Eso sí cuidado en no morder la semilla o te llevarás una desagradable sorpresa.
    Saludos desde Paraguay

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